¿Alguna vez has entrado a una web y te fuiste en menos de 10 segundos porque no encontraste lo que buscabas o te pareció confusa? Eso ocurre cuando falla el diseño UI o UX. Hoy, el diseño de interfaces (UI) y la experiencia del usuario (UX) no solo embellecen, son el alma de una web funcional. Si tienes un negocio digital, dominar estos conceptos puede marcar la diferencia entre captar un cliente o perderlo para siempre.
UI significa User Interface, o interfaz de usuario. Es la parte visual con la que los usuarios interactúan: colores, botones, menús, tipografías… todo lo que ves y tocas en un sitio o aplicación.
Tipografía, colores y botones
Piensa en una cafetería: si el menú es legible, con colores agradables y botones claros para hacer pedidos, es UI bien aplicado. Elige una tipografía que refleje tu marca y asegúrate de que los botones inviten a la acción (por ejemplo, “Comprar ahora” o “Agenda tu demo”).
Navegación visual y consistencia
La navegación debe ser intuitiva y coherente en todo el sitio. Si el botón “Inicio” está arriba a la izquierda en una sección, debe estar igual en las demás. Imagina una tienda física donde cada pasillo cambia de lugar cada vez que vuelves: frustrante, ¿no?
UX significa User Experience, o experiencia del usuario. Se trata de cómo se siente el usuario al navegar por tu sitio o app: facilidad, satisfacción, rapidez… ¿Encuentra lo que busca sin esfuerzo? Eso es UX bien hecho.
Investigación de usuarios
Antes de diseñar, hay que conocer al público. ¿Qué espera? ¿Qué necesita? Por ejemplo, si diseñas una app para adultos mayores, necesitas letras grandes y procesos simples. La empatía es el primer paso del buen UX.
Pruebas de usabilidad
No asumas que algo funciona: ¡pruébalo con usuarios reales! Ver cómo interactúan con tu producto revela errores que no verías solo con teoría. Herramientas como Hotjar o sesiones grabadas en vídeo te muestran puntos de fricción.
Arquitectura de la información
Organiza la información para que sea fácil de encontrar. Agrupar contenidos por categorías lógicas y usar menús claros es esencial. Un ejemplo: en una tienda online, divide los productos por tipo, no por códigos internos que el usuario no entiende.
Aunque trabajan en conjunto, UI se enfoca en el “cómo se ve” y UX en el “cómo se siente”. Son dos caras de la misma moneda.
La verdad es que UI y UX son inseparables: uno llama la atención, el otro se encarga de que esa atención se mantenga y se convierta en acción.
Imaginemos que entras a una panadería:
La interfaz llama, la experiencia retiene
Un diseño bonito (UI) puede captar la atención del usuario en segundos, pero si la navegación es confusa, lenta o frustrante (UX), esa primera impresión no se traduce en resultados.
Por ejemplo: un sitio de ecommerce
UI: apariencia y sensación visual
UX: experiencia y funcionalidad
Diseño responsive
Hoy todos usamos móviles. Tu diseño debe adaptarse a pantallas pequeñas, medianas y grandes. Una web que se ve bien en PC, pero se rompe en el celular pierde hasta el 60% del tráfico potencial.
Evaluación y feedback constante
El diseño no es estático. Escucha a tus usuarios, analiza su comportamiento y mejora continuamente. Como en una receta, los mejores platos salen después de varios intentos y ajustes.
Un diseño atractivo sin experiencia fluida es solo un envoltorio bonito. Un diseño funcional sin atractivo visual puede pasar desapercibido. UI y UX deben convivir para ofrecer experiencias increibles. No se trata de elegir entre uno u otro, sino de integrarlos inteligentemente.
En Simple Digital, creemos que el diseño centrado en el usuario no es una moda, sino una necesidad.
Al recordar tu navegación con nuestra cookie podemos hacer que tu próxima visita sea más fácil y personalizada.